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A mediodía, el Rey vistió su armaduray colocó a sus hombres en cuatro cuerposo escuadrones, lo que contribuyó a la victoriaJosé María Lacarra, Alfonso el Batallador
Obviamente, a este Rey, tan rápido y fuerte, hay que imponerle alguna limitación sobre el tablero, pues de no hacerse así resultaría prácticamente invulnerable.
Al recibir jaque, el Rey Batallador, para rehuirlo, sólo puede mover a un paso o casilla en cualquier dirección, como el Rey Clásico, excepto si decide tomar por si mismo pieza, ya sea aquélla que le amenaza u otra.
En todo caso, en su siguiente turno de juego, recupera toda su fuerza de desplazamiento y de ataque; siempre, claro está, que no haya recibido un nuevo jaque.
Tal limitación es innecesaria, y por tanto opcional, cuando se juega con cartas o dados. Adviértase igualmente que, jugando con cartas, el jugador cuyo Rey, Clásico o Batallador, recibe jaque, puede –arriesgando mucho, y más si se juega con comodines, o haciendo de su necesidad audacia– sostener la amenaza especulando con la posibilidad de que se trate de un farol y su oponente no disponga de la carta necesaria para ejecutar la jugada de mate. Incluso se puede ganar –y desde luego perder– Rey contra Rey, frente a frente.
Hemos probado esta variación, interesante en si misma, en el ajedrez con cartas y dados, y no dudamos en recomendarla, pues agiliza en mucho el juego de esta pieza, al tiempo que aumenta su potencia.
Esta capacidad de maniobra sin captura puede hacerse extensiva a la Torre respecto a las casillas diagonales adyacentes.
Yendo un poco mas lejos, proponemos que el Peón mueva a un paso en cualquier dirección y tome pieza en diagonal.
Si se opta por esta variación, es posible prescindir de su coronación o transformación en otra pieza al alcanzar la octava horizontal, pues su movimiento en todas las direcciones le permite seguir jugando como tal.
Asimismo, su doble paso al frente en la columna es facultativo en todo momento desde cualquier casilla de las líneas primera y segunda de su campo, aunque haya movido con anterioridad; como lo es en consecuencia su captura al paso por un peón enemigo en la jugada inmediata posterior.